La orden de San Agustín

Hablando de la Orden Agustiniana es pre­ciso distinguir dos momentos de particular interés en su historia: su origen como fundación monástica agustiniana y su reor­ganización en el s. XIII según el estilo moderno. Se resume en al amor a Dios sin condición, que une las almas y los corazones en convivencia comunitaria de hermanos y que se difunde hacia todos los hombres para ganarlos y unirlos en Cristo dentro de su Iglesia. Los rasgos característicos de su espiritualidad son: -La búsqueda de Dios por la vía de la interioridad.

La interioridad agustiniana es el Espíritu en el corazón: “no quieras ir afuera, entra en ti mismo; en el hombre interior mora la verdad, y, cuando vieres que tu naturaleza es mudable, trasciéndete a ti mismo”. (La verdadera religión 72) -Vida comunitaria en fraternidad. La búsqueda de Dios y la contemplación pasan por la experiencia y adoración de Dios en los hermanos: “Vivid, pues, todos unánimes y concordes y honrad los unos a los otros a Dios, de quien sois templos vivos”.
(Regla 1,9).

Servicio a la iglesia en el apostolado. La comunidad agustiniana, atenta siempre a las necesidades de la iglesia, a ejemplo de San Agustín, busca el lugar y el modo de sea más útil al servicio de Dios. La orden agustiniana trabaja en distintos campos de la pastoral: misionera, educativa, parroquial, vocacional y universitaria.

Equipo Sacerdotal parroquial

Junto con la Parroquia está la comunidad agustiniana ubicada en la calle Manuel Uribe, 1. La Parroquia, principalmente, está atendida por los responsables por su oficio y enriquecida con la ayuda fraterna de otros sacerdotes que viven en la misma comunidad. Recordemos que el carisma agustiniana es la vida comunitaria y expresa la fraternidad agustiniana hacia el exterior en las participaciones litúrgicas y actividades de la Parroquia.